3 Curiosidades de «Bajo el sol de la Toscana»
Under the Tuscan sun o, en español, Bajo el sol de la Toscana, es una novela única, con una temática rural, italiana, dramática y romántica, cual comedia romántica de principios de los 2000. La novela presenta la vivencia de la autora, Frances Mayes, una vez decidió dar el salto y comprar una villa en la Toscana que necesitaría de muchos, muchos arreglos.
A lo largo del relato, la autora explica cómo la cultura local la envuelve, pasando por la historia de Cortona, el lugar donde se desarrolla gran parte de la trama, hasta la propia villa donde se instala. Te detallo tres curiosidades a continuación.
Las puertas de los muertos
En el primer capítulo de la novela, la autora explica su proceso de búsqueda y compra de la propiedad que más adelante será como un personaje más, la Villa Bramasole. Conforme comienza el proceso de integración y descubrimiento de la cultura local, nos sitúa en la Piazza Signorelli en pleno centro de Cortona.
Una vez allí, la novela nos lleva a descubrir los vicoli, unos callejones donde todavía se distinguen unas puertas ya tapiadas, pero todavía algo visibles. Datan del siglo XIV y, en palabras de la autora: fueron diseñadas, dicen algunos, para sacar a las víctimas de la peste.
Villa Bramasole
La villa Bramasole, el otro personaje de la novela, porque no solo se limita a ser el ambiente principal de Bajo el sol de la Toscana. La villa está situada a las afueras de Cortona. Construida en 1504 y cuyo nombre, Bramasole, significa anhelar el sol, procedente del italiano de la época.
Bramasole había sido abandonada hacía muchos años y Frances Mayes relata el proceso de recuperación como el trasfondo perfecto de la acción. Según comenta ella misma en el libro, la villa situada a las afueras de Cortona tenía toda la pinta de haber sido dejada hacía mucho, mucho tiempo, habiendo encontrado incluso sartenes oxidadas y periódicos año 1958 entre telarañas y escorpiones muertos.
Los muros etruscos
Como en una clase de historia, un breve inciso, porque nunca nos habíamos detenido en regiones fuera de nuestro estudio principal y la Toscana es una zona muy rica en historia antigua.
Conforme las páginas pasan, se desvela el entusiasmo de la autora al toparse con restos de la antigüedad en Cortona y alrededores, uno de ellos es, además de las puertas renacentistas, los muros etruscos que rodean el área.
No es para menos, pues la zona de la Toscana y, concretamente, Cortona, fueron los centros principales de la civilización etrusca. La etrusca es una de las civilizaciones pre-romanas más importantes hasta la fecha. Sin ir más lejos, la misma Cortona fue en su día Curtun, una ciudad fortificada con gran posición comercial y defensiva. Allí se conserva a día de hoy un gran legado arqueológico etrusco importante que fascina a la autora.
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