Historias que quieren ser contadas

 Unos años atrás, mientras hablaba con mi abuela paterna sobre su vida, un familiar comentó: "¿por qué no escribes un libro sobre esto? Anda que no tienes historias para rato". Y era cierto. Historias mi abuela tenía y tiene para dar y regalar. Aunque escribir una novela no es tan fácil como tomar una anécdota y ponerla en palabras, a día de hoy sigue siendo una pena cómo los y las escritores y escritoras vemos al inicio de nuestra vocación algo de vergüenza cuando en décadas anteriores surgieron nombres que a día de hoy erizan la piel, como Federico García Lorca o Virginia Woolf. Personalmente, escondí mi pasión durante dos años mientras ponía el punto y final a dos manuscritos, solo por vergüenza. Mi madre fue quien por primera vez puso esa palabra ("escritora") en casa. Qué bien sentó enorgullecerme de la vocación que en mí había crecido. En cuanto a mi abuela paterna, podía ser ella la musa a la que Homero llamaba en La Ilíada

Dicen que cuando en una familia nace un escritor esa familia está acabada.

-"Nada es verdad", Veronica Raimo 

Veronica Raimo igual tenía razón. Igual no. Todo depende del nido. 

Se dice que cuando un escritor o una escritora conoce a una persona, automáticamente y muchas veces sin querer y sin percatarse, toma prestada una parte de su personalidad para crear un personaje. Con las anécdotas pasa lo mismo. Las de mi abuela transcurrían en un pueblecito de Jaén, entre olivos, sol y sudor, en otra época que ya solo alcanzan cada vez menos memorias. De ahí surgirá otra historia, quién sabe de qué y cómo, pero lo hará. Así también como con las vivencias propias, con la inspiración de otras obras y mucho recorrido que todavía queda por delante. Quedan muchas historias por escribir, en ocasiones cuando aparece la primera página en blanco tras un manuscrito terminado, parece que no, que ahí se acaba, que carburante había solo el justo. Y luego vuelta a empezar. Un descanso, un té, unas caminatas y vuelta a ello.

Escribir no es fácil, sí es un trabajo, también un pasatiempo, y una vocación preciosa.

 

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